La receta de detergente económica y fácil ; un barato jabón multiusos

Explicamos paso a paso cómo hacer un barato jabón multiusos

Desde que conté la historia del detergente mágico de mi mujer , me han llegado decenas de recomendaciones sobre pomadas de herboristería que acabarán con mis eczemas, lociones caseras la mar de eficaces y, también, informaciones muy útiles como la de que es posible comprar jabón Lagarto en escamas y así evitar el engorro de rallar la pastilla.

El jueves, mis alumnas de la Universidad de Mayores me aseguraron que en varias tiendas y supermercados de Badajoz se había agotado el jabón Lagarto. Las madres habían llamado a las hijas y las hijas habían llamado a las madres para encargarles pastillas de este jabón neutro y habían quedado para juntarse y elaborar el milagroso detergente que se anunciaba ese día en el diario HOY. Pero mis alumnas y mis amigos de Facebook me preguntaban: ¿cómo elaboramos el jabón, cómo hacemos la mezcla, qué se echa primero?

Convencer a mi mujer de que me explique la receta en detalle no ha sido fácil. No se trata de que sea celosa de sus secretos, al fin y al cabo, la fórmula está en muchas páginas de Internet, sino que estos días está muy liada haciendo la PAC a decenas de agricultores y no parecía muy dispuesta a atender lo que ella llama «mis tonterías». Pero el sábado por la mañana, la convencí a cambio de prepararle un café portugués con canela y me dedicó media hora.

Para empezar, vaya por delante una buena noticia: su detergente mágico ha pasado la prueba del lavaplatos y funciona: llena el cajetín con su potingue y vajilla y cubertería quedan relucientes, bien entendido que servidor pasa las tazas y los platos por el grifo un par de segundos antes de colocarlos en el friegaplatos.

Pero vamos con la receta y su elaboración. Como saben, hacen falta una pastilla grande de jabón Lagarto, tres cucharadas soperas de bicarbonato y agua del grifo. ¿Cuánta agua? La receta oficial dice que tres litros. Mi mujer ha constatado que con tres litros queda muy espeso y luego conviene diluirlo con un poco de agua fría y diez segundos de batidora. Pero eso queda al gusto de cada uno. El caso es que en una cazuela se ponen a calentar tres litros de agua y, antes de que hierva, se va añadiendo, poco a poco, el jabón rallado en un rallador típico de los de queso o pan o ya en escamas. Se va removiendo con un cucharón, cuchara o espátula hasta echar toda la pastilla y que quede deshecha.

Es el momento de añadir las tres cucharadas de bicarbonato. La receta oficial dice que sean cuatro. Mi mujer apunta que con cuatro quizás espese demasiado, así que tres. Removemos y notaremos cómo espesa el mejunje. Así que, integrado el bicarbonato y espesado el producto, apagamos el fuego y esperamos a que enfríe removiendo de vez en cuando. Como queda muy espeso, conviene echarlo y guardarlo en un recipiente de boca ancha para sacarlo, mezclarlo con agua fría, aplicar diez segundos de batidora y hacer porciones de litro con consistencia normal.

El siguiente paso ya es aplicarlo. En la lavadora, bastan 100 mililitros, o sea, una taza de café con leche en el cajetín o en una ‘arielita’ (antes las vendían en el Mercadona, pero ya no se encuentran). En la fregona, un poquito, la tarima flotante queda superior. En el lavaplatos, se llena el cajetín (mi mujer rocía con un poquitín de frufrú antigrasa). Y verán qué gusto da lavar y fregar con este detergente mágico y neutro de cinco kilos al precio de 1,35 euros y sin tener que cargar con kilos y kilos de productos de limpieza.

Falta el detalle del suavizante, importante para evitar cualquier intolerancia química. Ya les dije que mi mujer echa vinagre de manzana o cualquier vinagre blanco (el oscuro también suaviza, pero puede manchar). El más barato que encuentren: un litro, menos de un euro. Aviso: al sacar la ropa va a oler un pelín a vinagre, pero certifico que en cuanto se orea en el tendedero, se va todo el olor y queda suave. ¡Buen experimento!